En los albores de un mundo donde los dioses aún caminaban entre los hombres y los reyes hablaban con las estrellas a través de sacerdotes y escribas,tres reinos se erguían como pilares del destino:Assur,Kar-Sippar y Der.Cada una de ellas llevaba en su corazón una reina poderosa,una mujer criada a la sombra de los templos,pero dotada de una sabiduría que trascendía los límites de los tiempos.Assur,la ciudad del dios Assur,había sido sacudida por la muerte de un anciano rey,y la reina Ninlil,una mujer con un corazón dividido entre el deber hacia su pueblo y el amor por Arad-Marduk,había sido elevada al trono por una combinación de lealtad,estrategia y destino.Ella no gobernaba con la espada sino con su mente,rodeándose de hombres que conocían sus silencios y sus sueños.Al sur,en Kar-Sippar,Amat-Sin,que en otro tiempo era sólo una sabia escriba,había sido enviada como espía,pero se había convertido en reina por amor.Su amor sincero y astuto por el rey Nur-Addu.Durante dos semanas,envuelta en los secretos de las lenguas antiguas y el arte del amor,conquistó no sólo al rey sino también a su pueblo.La alianza con Kar-Sippar fue escrita con sangre,pero sellada con amor y razón.Y en la ciudad de Der,fortaleza de dioses guerreros y sacerdotes inquebrantables,Naditu-Aya,otra hija de Assur,entró en el palacio como esclava,pero se alzó como reina.Con una mente aguda y un corazón entrenado en las escuelas secretas de la suma sacerdotisa Su-Iltu,fue ungida en el trono de un viejo rey cansado de conspiraciones.Las tres reinas, nacidas cada una de un sueño diferente,pero criadas en el mismo fuego,unieron sus destinos no por ambición,sino por la necesidad de traer estabilidad y luz a un mundo asolado por guerras,hambrunas e intrigas.Así nació la Alianza de los Tres Tronos,una alianza entre reinos,pero también entre corazones,una red de lealtad,amor,inteligencia y visión.Bajo sus sellos,la estrella de siete puntas,el águila con las alas extendidas y la flor de fuego,comenzó una nueva era en Mesopotamia,una era en la que las mujeres ya no estaban en las sombras,sino que escribían la historia con sus propias manos.

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