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Un hombre solo se sienta en la terraza de un bistró parisino del barrio de Montparnasse. Presa de un leve trance provocado por el alcohol, empieza a soliloquiar en silencio. En su monólogo interior fluyen recuerdos vividos o librescos, observaciones cáusticas sobre las nimiedades que acontecen en la terraza, así como un sinfín de agudas elucubraciones poético-filosóficas que, llenas de momentos de gracia, destilan un finísimo humor en consonancia con la hermosa ligereza de su empresa: tomar el aperitivo. Alcanzando el cénit íntimo de la paradójica lucidez que procura el alcohol, nuestro soñador recrea esos minutos profundos en que la ebriedad crea la ilusión de bailar en perfecta armonía con el mundo que nos rodea, sobre la cuerda tensa de la divagación.En esta breve novela introspectiva o estática hallamos claras reminiscencias de Viaje alrededor de mi habitación, de Xavier de Maistre, y de El viaje sentimental, de Laurence Sterne, pero sobre todo Fernando Pessoa, quien, al igual que nuestro narrador, escribió la mayoría de sus poemas a la caída de la tarde en mesas de cafés solitarios y nos brindó sus divagaciones metafísicas, luminosas e irónicas, al calor de la llama etílica.Metafísica del aperitivo es un pequeño tratado vitalista y erudito que escudriña con ingenio uno de los pocos momentos que nuestro acelerado mundo todavía reserva a la contemplación y al ocio creador. Una novela estática que, sin embargo, nos sorprende con una inesperada peripecia final. Una obrita terapéutica para beber a pequeños sorbos.«Un libro singular y fascinante; un libro inesperado, divertido y lleno de opiniones y observaciones verdaderamente agudas (?) un admirable ejercicio de la vitalidad mental de un personaje culto estimulado por unos sorbos de alcohol (?) personaje único de este soliloquio que nos remonta a un tiempo atrás, a sus años de formación, en el París literario del último tercio del siglo XX (?). Trae consigo una época y una sugestiva mirada al mundo desde la inmovilidad del ocioso que contempla con cierta gratitud, no ajena a la ingesta de unas copas, la vida y la gratitud de la vida en uno de esos espacios de tiempo que, como la luz del día que se va dirigiendo poco a poco hacia el atardecer, expone la reflexión emocional de una vida hecha.» José María Guelbenzu, El País«En la benéfica visión de Lévy-Kuentz, el aperitivo es una digresión liberadora, un instante de gracia y efímera comunión con el mundo que nos rodea. De ahí lo de metafísica: produce una suspensión temporal, un momento de eternidad que nos faculta para la libertad, la contemplación y la descripción de la belleza.» Xavi Ayén, La Vanguardia«Como todos los libros inútiles y geniales al mismo tiempo, Metafísica del aperitivo nos ofrece una imagen lúcida y descarnada de la realidad. Stéphan Lévy-Kuentz detiene la máquina del tiempo y nos hace tomar conciencia de un momento concreto de nuestras vidas (?). En un momento dado, pasas a formar parte de la escenografía del universo y la existencia se manifiesta en un estado álgido, de la manera más simple (?). Como si estuvieras en un cine y las escenas que contemplas fueran las secuencias de una película representada exclusivamente para ti, que debes captar en todo su esplendor porque nunca más se repetirá de la misma forma.» Luis de Dios, La Central«Un tratado de vitalismo, una invitación a detenernos y contemplar el mundo asomados a la lectura por la que transcurren reflexiones y la mirada lúcida de un autor que encuentra la cotidanidad muy digna de ser sublimada.» Use Lahoz, El Ojo Crítico«Uno de esos libritos en los que pasa de todo y no pasa nada, como la vida misma. Un canto al freno, a la improductividad, al menos por unos instantes, un alegato a favor de perder el tiempo, y la cuenta.» Laura Barrachina, Las Mañanas de RNE«Un emocionante y simbólico homenaje a ese momento del día en que parece que todo se detiene a nuestro alrededor y la felicidad parece más tangible que nunca. (?) Este intenso y breve tratado vitalista no hace ascos a la erudición propia de un autor que se mueve en estos ambientes de la exquisitez creativa parisina.» Natalio Blanco, Diario 16«Una celebración de la soledad y el pensamiento llena de escepticismo y cierta tristeza, pero también de esperanza.» Iñigo Linaje, Culturamas«?Obrita terapeútica?. Nunca un sintagma fue tan acertado (?). El lector agradece el ejercicio y lanza el sombrero al aire, porque vengan más libros como éste. (?).Como si se tratara de una enciclopedia portátil del aperitivo, Lévy-Kuentz va desgranando los mil y un tipos de coadyuvantes para la felicidad, sus entresijos etimológicos, sus mezclas botánicas, sus inventores, sus circunstancias, sus placeres y, cómo no, sus efluvios. Pero es también un momento zen donde olvidarse de todo para ser ese todo al que se aspiraba antes de acomodarte en la terraza que sirve como cima mundana para el encuentro con las deidades que acompañan a dioses siempre al acecho de la bajada de guardia. (?).La civilización empieza con gestos como los que describe este opúsculo valiosísimo, con el que se viaja sin moverse uno de la mesa. ¡Salud!» Enrique Turpin, Zenda«Un lujo para estas horas tormentosas. Un oasis. La búsqueda de uno mismo al encuentro de fogonazos imprevisibles que surgen en el andar y ver, reposar. (?) Un maravilloso ensayo (?). Una fiesta, una guía que brinda este autor a los lectores.» Fernando Rodríguez Lafuente, ABC Cultural«Este libro es un elogio irónico del observador acodado ante su copa que mira desde su atalaya escéptica cómo discurre la vida y se torna literatura.» David Hernández de la Fuente, La Razón